Tecnología, aprendizaje y desarrollo perceptivo saludable

En los ya lejanos años de 1990, la sección médica del Goetheanum, sede del movimiento Antroposófico mundial, en Dornach, Suiza, promovió una serie de encuentros periódicos con médicos, abogados, trabajadores del área social, sacerdotes y profesores, para comprender la barbarie de la guerra en los Balcanes, que irrumpió con violencia en plena Europa en aquel final de siglo, trayendo asesinatos, abusos y agresiones entre civiles. Allí, como ahora, lo que se percibe es que esa violencia a la que asistimos no está solo en el campo político y social. Aparece también en las manifestaciones culturales, que llegan hasta nosotros como una fuerte negación de los valores espirituales universales y como promoción de la superficialidad, solapando, debilitando las bases de nuestra cultura y de la vida sana.

Rudolf Steiner, padre de la Antroposofía, ya llamaba la atención para ello, a principios del siglo XX, señalando la posibilidad de un desarrollo que nos llevaría a la tumba de la civilización. Pienso que es muy oportuno conectarme a esa temática al atender la invitación para estar junto con vosotros, mis compañeros de Chile en el 3er Congreso de Salud y Educación Infantil – Otro camino es posible: educando en tiempos de crisis, es una iniciativa que refuerza nuestra posición como médicos, terapeutas y ciudadanos que trabajan en la búsqueda de operar cambios positivos en este panorama de las pérdidas y de la violencia que, de forma avasalladora, también forma parte de nuestro cotidiano latinoamericano.

Sinceramente, como padre y también como médico, muchas veces me parece que vislumbro apenas un escenario muy difícil para educar y contribuir con la salud de las personas y de nuestra sociedad. Sin embargo, ante cualquier posibilidad pesimista, recuerdo a Steiner una vez más, que dice que padres, madres y educadores necesitan desarrollar una confianza en el mundo espiritual. Y recuerdo, además, en otra conocida meditación de autoría de Steiner, que se refiere a nuestra necesidad de desarrollar la más pura confianza, sin ninguna seguridad, en la existencia, confianza en la ayuda siempre presente del mundo espiritual.
Las tentaciones de la tecnología son fuertes. Llegan haciendo referencia a grandes posibilidades, reales, de beneficio para el cotidiano. Pero su mal uso, su uso desenfrenado, tiene un precio enorme. De la misma forma, hay que cuestionar los valores consumistas de nuestra era. Mirar hacia este escenario, reflexionar, hacer elecciones, todo eso es parte del proceso de presentar el mundo a nuestros hijos, hijas, alumnas y alumnos.

Durante una sesión del grupo de estudios que mantengo en mi clínica en Jundiaí, acá en Brasil, me di cuenta de que nos relacionamos de cerca con la antroposofía, traemos a nuestro cotidiano hechos que están distantes de las preocupaciones del día a día de nuestra sociedad. Con las investigaciones de Steiner, accedemos a las informaciones sobre los innumerables procesos que dieron origen a la vida humana y de nuestro planeta.

¡Cuántas intenciones, cuántos sacrificios en ese intercambio cósmico y en el desarrollo humano! Ante eso, vale la pregunta: ¿cómo queremos alimentar nuestra existencia? ¿No merecemos algo mejor que entregar horas preciosas de nuestro tiempo a la pasividad ante la pantalla de la tele, o a la actividad compulsiva ante la computadora o el iPad? La encuesta de la Common Senso Media americana reveló que los adolescentes usan, en promedio, 9 horas del día en el consumo de medios, viendo televisión, vídeos y películas, jugando, leyendo, escuchando música y accediendo a los medios sociales. Esto es más que el tiempo que pasan durmiendo o conviviendo con padres, madres y profesores. Sin duda, un distanciamiento enorme de las actividades posibilitadas por las relaciones humanas – conversar, jugar, aprender con generaciones diferentes e incluso invertir tiempo en la relación con el mundo interior.

Vale la pena reflexionar sobre lo que hacemos con la riqueza que son las percepciones humanas. Para Steiner, el ser humano, no puede ser libre cuando está atrapado en sus instintos o cuando solamente se somete a normas morales o códigos establecidos. El ser humano libre actúa a partir de impulsos propios, adquiridos por medio de su desarrollo perceptivo, en una instancia autoconsciente cada vez más apurada.

Vivir en la esfera de los impulsos vivenciados sin nuestro despertar autoconsciente debilita la fuerza de voluntad, nuestros ideales y nuestra creatividad. Vivir en esa superficie, sin la acción ordenadora consciente de la voluntad, perjudica la instrucción, el aprendizaje y la salud. Y eso vale para todas las edades.
Es importante cuidar de nuestro desarrollo perceptivo y de nuestros hijos e hijas, para que la actividad mental no se quede restringida a respuestas condicionadas, a operaciones de simple repetición y comportamientos cristalizados, que muchas veces pierden totalmente la conexión con la realidad de los acontecimientos vividos. De la misma forma, en la vida adulta, hay que mantener estos estímulos perceptivos para producir mejor respuesta inmunológica y menos manifestaciones de enfermedades crónicas. Esto ha sido comprobado en los estudios médicos y también en la medicina escolar antroposófica y en sus indicaciones.

Los niños se interesan cada vez más por juegos en los medios digitales y todo el contenido virtual. Además, muchas escuelas adoptan iPad o computadora como recursos pedagógicos. Las clínicas médicas utilizan software para programas de rehabilitación física y cognitiva. Sin embargo, no se pueden olvidar las etapas biográficas, cada una de ellas con la necesidad de estímulos específicos para el desarrollo perceptivo adecuado. En la etapa hasta los 7 años, debemos ofrecer estímulos para la maduración de las percepciones corporales o físicas. Es lo que va a sostener el desarrollo perceptivo anímico que ocurre en el período siguiente, de los 7 a los 14 años, que es la esfera del desarrollo creativo y del pensar imaginativo. Y este período, a su vez, es que alimenta lo siguiente, de los 14 a los 21 años, cuando se logra el dominio del pensamiento lógico y de las funciones mentales ejecutivas.

Las percepciones humanas, motivo de mi estudio y atención clínica, son herramientas de nuestra cognición autónoma, del desarrollo de pensamientos y valores propios, que contribuyen para expresar la libre construcción de la historia personal. Reflexionemos ahora, como ser adulto, maduro: ¿qué haces con tus sentidos o percepciones? ¿Cómo los ejercita? En cuanto al paladar, por ejemplo, ¿tú aprecias el alimento que comes o haces de ello un acto mecánico o de voracidad? ¿En el gimnasio, pones alguna conciencia en tu actividad física o simplemente repite secuencias de ejercicios? ¿Acumulas experiencias reales, enriquecedoras, o se entorpece de estímulos y más estímulos, corriendo para dar cuenta del máximo de libros que lees, películas que ves y tiempo que dedicas en los medios electrónicos, por ejemplo?
Lo que nos alimenta es la riqueza de las experiencias que nos son proporcionadas por el amplio espectro de posibilidades de percepciones del mundo. Esto no significa cantidad de experiencias, sino calidad y atención dedicada a lo que se está realizando.

Necesitamos estar alertas: el desarrollo de nuestro mundo hoy tiene un claro sesgo destructivo, riesgo preconizado por Steiner. Es necesario conocer, entender y escoger lo que queremos adoptar para nuestras vidas. Rechazar lo que percibimos que actúa nocivamente sobre las etapas del desarrollo perceptivo de nuestros niños. Los desafíos son muchos, pero también son muchas nuestra disposición, creatividad y confianza para hacer frente a ellos.

MAURICIO BALDISSIN

MD, Neurosurgeon and Anthroposophical Doctor

http://www.neurodiagnose.com.br

Relator Internacional III Congreso de Salud y Educación Infantil

Charla: “El normal desarrollo de los sentidos como base para la prevención de trastornos durante la infancia”

Viernes 1 de junio Centro de Extensión Universidad Católica

Desde las 9:00 am hasta 19:00 pm.

Ingresa a http://www.otrocaminoesposible.cl/index.php/homepage/noticias/217-educacion-para-la-paz-y-convivencia-tecnologia-y-relaciones-humanas